Dimes y diretes

Agustín Sánchez
Agustín Sánchez

Dentro de la realidad social y económica de las ciudades, se encuentra la necesidad de atraer programas y generar actividades que dinamicen los distintos sectores productivo, turístico, entre otros. Situaciones que requieren una adecuada coordinación y planificación entre entidades públicas y privadas, para lograr el verdadero cometido de estos, y no como generalmente ocurre, que derivan en alteración del orden de la ciudad y caos. A esto se añade algo fundamental, crear expectativa, involucrando a la ciudadanía, para que sus distintas actividades se adapten al momento a vivirse, y que en lugar de ser un lapso incomodo, se convierta en un verdadero espectáculo del cual la gran mayoría disfrute.

Dentro de esta semana que termina, Ambato albergó una etapa de la Vuelta Internacional Ciclística de Tungurahua, competencia a la que sin restarle mérito e importancia, caotizó las principales avenidas de la ciudad. Lo que gran parte de la población de las zonas afectadas observó y vivió, fue desorden, falta de comunicación, alterando la planificación de sus diligencias personales. Esto con una amplia presencia de agentes civiles de tránsito, es decir, a simple vista, y como debe de ser, la autoridad municipal habría autorizado la realización de la competencia ciclística. Las reacciones de rechazo a lo ocurrido, escalaron principalmente en redes sociales, generando que el GAD Municipalidad de Ambato mediante un comunicado público manifieste que no se contaba con autorización municipal, entonces cabe preguntarse ¿Cómo y quién puede cerrar tantas vías de Ambato y contar con el apoyo de agentes de tránsito sin contar con permisos?, horas más tarde el Gobierno Provincial de Tungurahua desmintió tal afirmación, presentando documentación que respaldaría una aprobación municipal previamente obtenida. ¿Quién miente?, no lo sé, y tampoco debería importarnos, lo que sí debe importar por las consecuencias que genera, es la forma tan “deportiva” con la que se planifica, coordina y ejecutan este tipo de eventos en la ciudad. Comprendamos que existen espacios, momentos y circunstancias, previamente a evaluar antes de tomar este tipo de decisiones, y que, hace años atrás dejamos de ser un pequeño poblado donde caravanas, procesiones, y desfiles, podían irrumpir la dinámica citadina sin cumplir con lo dispuesto por la autoridad.