Destitución y suicidio

Jaime López

Junto a las insolencias de Iza y cómplices, que debemos aguantarlas porque no queda otra, como se dice vulgarmente, aparecen los desaguisados enmarcando un discurso en una Sesión Solemne, cometidos por la Sra. Guadalupe Llori que pretenden decirle al país que la Asamblea que ella preside, por lo menos es un ejemplo de lo que debía ser, pero que por circunstancias inherentes a los enemigos internos que ocupan algunas bancadas, todavía aspira a que el Presidente Lasso comprenda que debe Gobernar  con los preceptos que ella y su Asamblea forjan. Que, si no lo hace, el diálogo se volverá una utopía. Por supuesto que a la Señora Llori seguramente asesorada por manipuladores de estadísticas, no le llegan los gritos crecientes del noventa por cientos de los ecuatorianos que piensan que esta Asamblea no vale para nada sino para un carajo. Y tampoco los asesores le habrán dicho que el setenta y dos por ciento de los mandantes cree que el Sr. Lasso está empeñado en expandir rumbos y que está conduciendo al país a donde debe ir. Y que el escudo que protegerá sus próximos combates es la Consulta Popular a la que la señora Llori seguramente no le causará ninguna gracia, así diga lo contrario, porque en su fuero interno está creciendo la muerte cruzada, para compartir en su ejercicio de populismo barato el odio, que quiere amparar a lo que un montón de asambleístas y ella misma desean ocultar y que no se los fiscalice. Esta destitución y suicidio que es la muerte cruzada, inmersa en el mamotreto constitucional con toda la mala intención, porque no es nada fácil de ejecutarla, si es que Llori y secuaces persisten en ser lo  que son, de ocurrir, será una ratificación del Presidente Lasso que se lo merece, en las urnas, Lamentablemente la muerte cruzada debe pasar para que se produzca, por los Jueces de la Corte Suprema  y usted, nosotros y todos, amables lectores, sabemos que podemos esperar, de algunos de ellos y del sonsonete del debido proceso.