DESPEDIDA A UNA DAMA…

Jaime López

Su nombre debe ser escrito con letras mayúsculas: MAE MONTAÑO, porque se merece como consideración a su gestión en el MIES, apenas de cuatro meses, luego de que una disposición sumamente grosera y atrevida, totalmente inusual en el Sr. Lasso, se le encargó a algún secretario de por allí, le fuera comunicada a la Sra. Ministra del MIES para que presente su renuncia inmediata, que por supuesto fue cumplida de inmediato.

El funcionario le dijo que necesitaban rescatar el MIES para si, si Ud. paciente lector lo entiende como se debe, habrá que investigar si el MIES estuvo secuestrado y en que cárcel lo retuvieron, para incluir otra guirnalda en el atrevimiento, el burócrata de cierto rango adornó la resolución indicándole a la Sra. MONTAÑO que lo que habría ocurrido también en su gestión es un personalismo inaceptable, vocablo difícil de encontrar en el diccionario, pero habrá que entender que lo que el individuo quiso decirle es que el ego de la Sra.  Ministra salió de su límite. Ni más,  ni menos.

Mediante el Twitter esa cortina tecnológica apropiada para suavizar las meteduras de pata, el Sr. Presidente Lasso publica su gratitud para la señora exministra, destaca su intachable labor en su desempeño y las gestiones para encontrar soluciones en el proyecto Ecuador sin  hambre. Muchos ciudadanos del país deben reaccionar de manera simple y sin tapujos, “entonces porqué carajo la despide”. Las asesorías burocráticas que  en la Administración del Estado, en la maloliente Asamblea y en Ministerios y etcéteras, que de acuerdo como se está publicitando, configuran un verdadero ejército que a los ecuatorianos nos cuesta centenares de millones por año, son las que con frecuencia hacen que el rumbo de deben recorrer los responsables se convierta en intransitables.

Recomponer sus descalabros, como el que sustenta este despido de la Sra. MAE MONTAÑO, es muy difícil porque hay que decirlo sin caer en feminismos ridículos, recomponer el Ecuador requiere fundamentalmente de la capacidad innegable de sus mujeres.