Desconcierto

Jaime López

Al amable lector, cordialmente le solicito refrescar su memoria y recordar el Ecuador que habitábamos antes de la revolución correísta. Aquella época en que salíamos a dialogar con la naturaleza, a escuchar el trinar de las aves y la respuesta de las ramas de los árboles frondosos, que crecían en laderas y praderas, acunados por montañas de color azul, junto al celeste del cielo. Las lloviznas, con sus suaves instrumentos, dirigían el concierto que la Pacha Mama nos ofrecía.

Ese era el Ecuador que nuestros ancestros nos legaron, una herencia que debíamos ocupar con derecho y gallardía, sobre una geografía ya reconocida por el mundo.

No podemos negar que, día tras día, los conciertos de la sociedad, organizados por Constitución, leyes y reglamentos, eran ejercicios obligatorios de una política sana que los habitantes practicaban cuando las campañas y elecciones decidían a los mandatarios y robustecían las estructuras administrativas.

Sin embargo, tampoco podemos ignorar que ciertas dictaduras y las ideologías extremas de izquierda y derecha, impuestas desde el exterior, silenciaron estos conciertos. Los narcos y sus huestes, junto con los foros de México y Sao Paulo, trajeron el DESCONCIERTO.

Despertamos con la noticia de que la Sra. Abad asumirá la presidencia, mientras el presidente Noboa elimina a la Sra. Sariha Moya, quien había sido designada vicepresidenta, por su renuncia. La confusión se intensifica con cambios constantes y la falta de información a los asambleístas. Los electores, estupefactos, no pueden sino calificar a los protagonistas como lo que son: productores de estupideces mal olientes.

Es hora de aplicar el efecto boomerang y no someternos a los estudios manipulados de los encuestadores. El país sabe bien que en las elecciones de 2025 no podemos permitir que nos consideren tontos.