Desbarajuste y la obligación

Jaime López

Transcurrido uno de los caóticos años con los que se está completando el calendario ecuatoriano, ante todo y aparte de, herencia de la década revolucionaria y de la incapacidad que fue conducta algo apaciguada de ese Lenin y sus secuaces, nos queda a los que seguimos creyendo en el Ecuador, llenos de ancestros, la obligación de vigorizar nuestra inteligencia, valentía y decisión, para enfrentar lo que viene. El descalabro que invade nuestra sociedad material y de clases es impresionante, el rumor de quejas y reclamos por lo que no se ha cumplido se escucha dentro de todos los colectivos que sobreviven,  que piensan que hay que castigar como merecen, a los personajes de mentes erosionadas que presiden Asamblea, las Cortes de las unas y otras, y el castigo no se concreta y el momento en que lo hagan, los necrocomios y las tumbas faltarán en cada ciudad y Provincia. Soportar que un diplomático norteamericano le diga al Ecuador que son muchos narcotraficantes los que están al mando no solo de las fuerzas armadas – las minúsculas vienen a propósito -, es aceptar que nuestra diplomacia e independencia existen solo para la mascarada de las ciertas ceremonias, como aquella cuando se condecoró a la diplomática corrupta que hoy evade al presidio argentino. Por fortuna ya es numerosa la cantidad de editorialistas, llamados analistas, que la Prensa Nacional les concede sus espacios y que sean estandartes, primeros soldados que griten a viva voz que si han conformado un ejército de educados lectores, que  van a luchar como se debe. Si la celebración obliga a que el festejo familiar se manifieste en la feria de compras y regalos, no hay que sucumbir en el consumismo barato e inclemente, si  allá, al frente, atrás, al costado, hay estómagos vacíos cuya voz debe ser escuchada por la familia y por los que vienen, y por supuesto hay un país que grita todos los días, que cuando formulemos deseos pensemos primero en el, en donde viven aquellos que aún son capaces de enfrentar la crueldad de la vida y eliminar la mentalidad erosionada de esos encorbatados y damiselas que tanto daño causan.