Decisión chilena

Iván Paredes

Y, no vamos hablar de la apelación a la resolución de la FIFA que lo hiciera la Federación de Fútbol de ese país por desestimar la denuncia contra Ecuador al alinear en algunos partidos de eliminación para el Mundial de Fútbol de Qatar 2022, por incluir a un futbolista nacido en Colombia. Pero, bueno, aquello es otra historia…

En octubre de 2020, el hermano país de Chile (por ser latinoamericanos), decidió liberarse de la Constitución impuesta en 1980 por Augusto Pinochet, militar dictatorial que se hizo de la Casa de la Moneda mediante golpe de estado, dando muerte al presidente elegido por su pueblo Salvador Allende, es decir, Carta Magna netamente neoliberal que condujo al soberano elegir a Gabriel Boric, como presidente de la República de Chile.

El asunto no radica de qué lado nos encontramos, porque ya dirán ciertos protervos que somos de la extrema izquierda o, peor aún de aquellos que asaltaron el país del 2007 al 2021, nos encontramos en la línea de equidad, libertad, igualdad, derechos fundamentales, y un verdadero cambio social que transforme la vida y el bienestar de cada ser humano, de lo contrario, toda acción política se convierte en demagogia y politiquería; por ello, hacer un cambio constitucional en un Estado de Derechos es lo mejor que debe hacerse, pero utilizar este mecanismo para establecer normativas a su conveniencia, es por demás, malicioso y deshonesto.

Últimos datos del plebiscito, este domingo 4 de septiembre, señala que el rechazo es del 62%, lo que demuestra la inconformidad del pueblo chileno al texto de la nueva Constitución, a pesar que fue la primera vez que es obligatorio, y quien no acudía sería sancionado con una multa de 200 dólares.

Las jugadas políticas no sirven cuando el elector y el pueblo en general saben y se dan cuenta de las trampas que no benefician a la sociedad en su conjunto, sino a un grupo de vivarachos que logran el poder estatal.