Debemos recordar que a través de una Comisión de la «Verdad» sobre AVC, el narco-terrorismo, se apropió de documentación, para ocultar el pasado delincuencial de varios de sus miembros que fungen de «políticos» en funciones de Estado.
Hoy desean otra Comisión de la «Verdad», para apropiarse de documentación y ocultar los negociados y latrocinios de los bienes públicos, durante la década infame.
Si el presidente, no dispone Consulta Popular para eliminar las funciones creadas en Montecristi y sustituir la Asamblea por Congreso Bicameral, terminará secuestrado por la organización criminal narco-comunista que destruyó el país, en la década infame, que fue la de mayor bonanza petrolera e ingreso fiscal, de nuestra historia.
Del mismo modo, si el mando militar, no reorganiza y asume los servicios de inteligencia, repotencia a las fuerzas y reeduca a las FFAA en contrainsurgencia, hasta que entiendan que no existen «políticos populistas de izquierda o progresistas», sino una banda criminal de narco-comunistas, vinculados al narco-terrorismo internacional.
Los narco-terroristas los rebasarán, irrespetarán, enjuiciarán, hasta anularlos como fuerza de reacción; cuentan con «defensorías del pueblo», alcahuetes en organismos nacionales e internacionales de DDHH, territorios liberados de presencia estatal, porque viven «poblaciones no contactadas»; mientras ellos reagrupan insurgentes armados, a lo largo de la frontera norte y nororiental del Ecuador.
Lo hicieron en Chile, con el Ejército de Pinochet, por la cobardía de Piñera y un mando sumiso al poder político. Espero que el actual mando supere la categoría de «soldados obedientes» y se ubiquen en la de guerreros que cumplen su misión: eliminar la amenaza narco-terrorista del territorio ecuatoriano, que está mimetizada de «políticos».
El enemigo ya está entre nosotros, actúa de frente, desde hace 17 años, son peones del narco-terrorismo internacional, no tratarlos de ese modo, es convertirse en cómplice responsable del atraco de la década infame y coautor de la destrucción del país, que construyeron los abuelos de nuestros tatarabuelos.