Un riesgo latente

Oliver Briceño

América Latina ha sido la región más golpeada por la pandemia de Covid-19 en el mundo. Ha sufrido una caída de su PIB en un 7,7% en el año 2020, lo que la llevaría a sufrir su peor crisis en 120 años.

En lo local, la reactivación económica del Ecuador no se ha hecho presente junto con el éxito de su vacunación. En contraste con los demás países de nuestra región, según previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), solo estamos por delante de Venezuela. El Ecuador crecerá únicamente un 3%, lejos del promedio regional, 6,3%; e incluso aún más de nuestros países vecinos, Perú y Colombia, que crecerán a un ritmo del 10% y 7,6%, respectivamente. Si ya de por sí estas previsiones no invitan al optimismo, hay un riesgo latente que podría poner en aún más aprietos a la economía latinoamericana.

Una de las medidas más importantes llevadas a cabo por Estados Unidos para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia es la compra de sus bonos, con la intención de poner más dinero en efectivo en circulación, y, así, aumentar su actividad económica. Esto provoca, además, que las tasas de interés de estos bonos bajen, debido a que hay un gran comprador, la FED (el banco central de EEUU). Esto hace que los grandes inversores internacionales decidan comprar bonos de países que ofrezcan unos intereses más altos, debido a su mayor riesgo de impago y necesidad de financiamiento, como son los países de América Latina. Con este traslado de recursos financieros se ha permitido solventar las necesidades de financiamientos para luchar con la pandemia por parte de América Latina.

El problema surge cuando la FED decida recortar de forma drástica su compra de bonos. Ello creará otro traslado de recursos financieros que dejará a los países de América Latina faltos de estos recursos y con una gran deuda que afrontar a causa de la pandemia.

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