¿Todos estamos enfermos?

Gabriel Villalva Cassanello

Es impresionante constatar cómo la industria de la “salud” ha cobrado cada vez mayor relevancia en nuestra vida cotidiana, al margen de los asuntos de pandemia, es fácil evidenciar cómo la preocupación por el bienestar físico se ha generalizado.

Hoy en día todo gira en torno a ese tan ansiado estado de bienestar, el que sin embargo se nos hace esquivo y al que difícilmente sabemos cómo arribar. Prácticas que en otro tiempo eran tan simples y naturales a la condición humana, hoy son terapias, el arte de la pintura, por ejemplo, lo es; no hay tiempo para sentarse a escuchar música de verdad, de los grandes compositores y cantantes, pero si, si se trata de musicoterapia. La bailoterapia, hoy tan popular, tiene su espacio propio y no se diga la aromaterapia, igual de popular, y otras tantas, sujetas a la creatividad e inventiva de quienes buscan siempre la última “novedad” para vender.

¿Es que nuestras actuales sociedades están tan alejadas de la naturaleza que aún el respirar correctamente y caminar descalzos sobre la arena o la tierra son considerados actos casi místicos?

¿Tan artificial es nuestra vida, tan interesados estamos únicamente en nuestras formas materiales, que tienen que contarnos de los beneficios de la risa para preocuparnos por sonreír?

¿No será acaso que es justamente ese materialismo el que nos está enfermando?, corremos en busca del placer, de emociones, de prestigio o de poder, pisoteando en el camino todas aquellas cosas valiosas por las que luego nos lamentamos, la amistad, la familia, nuestro tiempo, el tan preciado tiempo, que saturado nos convierte en esclavos, sedientos, ansiosos, enfermos, bloqueando toda posibilidad de usar algunos de esos preciados minutos para lo que en su momento Platón llamaría los divinos ocios, tiempo para las artes y la filosofía, en fin, tiempo para ser humano.

Nueva Acrópolis – Santo Domingo