La ONU define como segregación a cualquier acción que pretende de manera clara y contundente someter a personas, que les niega el derecho a la vida y a la libertad, que divide a la población, que impide que determinados grupos participen en la vida social y que les impone una serie de condiciones vitales negativas. La segregación se relaciona con el racismo, clasismo y la discriminación en general.
Desde un punto de vista territorial, hablamos de segregación socio espacial, como la diferencia de condiciones sociales y geográficas de los distintos sectores de la población. Estas disparidades se manifiestan en desigualdad de condiciones de vivienda, difícil acceso a servicios, infraestructura y a las oportunidades que los núcleos urbanos ofrecen.
Por ejemplo, las personas con más recursos económicos pueden acceder a sectores de la ciudad con mejor plusvalía, servicios e infraestructura, además que en muchos casos estos sectores se encuentran ubicados en zonas ecológicamente atractivas. Mientras tanto las personas con menos recursos económicos, no pueden acceder a estos espacios y son empujadas a las afueras de las ciudades o a barrios deteriorados en las periferias, que muchas veces son zonas de riesgo o son espacios contaminados.
Es necesario que los gobiernos entiendan el papel tan importante que tienen en el crecimiento urbano y conformación de las ciudades, donde debe haber un enfoque claro en busca de la construcción de sociedades integradas, con una distribución espacial homogénea que permita el acceso a hospitales, parques, escuelas, entre otros, a toda la población y no solo a unos beneficiados.