Rasgarse las vestiduras

Rogelio Morales Cattani

Acabamos de recordar un nuevo aniversario del 30-S y mientras más tiempo pasa, la vergüenza aumenta. Allí existen episodios que se asemejan a ciertos pasajes de Don Quijote, quien en su delirio también creó “fantasías organizadas”. Así, “los molinos de viento” eran vistos como gigantes con largos brazos a los que desafió diciendo: “pues, aunque mováis más brazos que los gigantes de Briared, la habéis de pagar”, pero el gigante de Briared pertenecía a la “mitología griega” que lo describía con cien brazos y cincuenta cabezas.

La “mitología criolla del 30-S”, nos presentó a otro alterado, quien, en un reclamo policial, vio un magnicidio y “gigantes asesinos” a un grupo de policías. Han pasado los años y advertimos como a los policías que combaten la delincuencia común; la delincuencia organizada les “metió la mano al bolsillo” y parte del dinero del ISPOL desapareció. Adulones, pseudo asesores de los que pululan en las “cúpulas de turno”, delincuentes de “cuello blanco” que le robaron los huevos al águila.

Don Quijote presenta dos claros episodios de depresión, uno en la Cueva de Montesinos, donde describió a Durandarte quien yacía en carne y hueso en un sepulcro de mármol a consecuencia del encantamiento, que le hizo el Mago Berlín, que antes había encantado a su compañera Belerna.

El otro episodio se desarrolla en Sierra Morena, donde Don Quijote, “empieza su penitencia”, primero liberó a Rocinante para que lleve una carta a Dulcinea, donde le reafirmaba lo que era capaz de hacer por ella, así, “se rasgó las vestiduras”, esparció sus armas y se lanzó por los peñascos más duros, lastimando intencionalmente su cuerpo en demostración de amor.

Acá, los episodios maníaco depresivos que mezclan realidad con fantasía, exaltación e hipomanía, no merecieron “rasgarse las vestiduras” por nadie, peor por alguna Dulcinea, apenas existió un desabotonarse la camisa y aflojarse la corbata. El resto es historia, gente perseguida, varios presos, otros asesinados injustamente y los adulones, buscando la trama que mejor acomode los delirios de un psicópata.

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