Racismo estructural

Anita Caicedo

Una de las herramientas más célebres en políticas de inclusión y medidas afirmativas, responde a las cuotas de poder y a las leyes de paridad, que buscan incluir determinado porcentaje de población en espacios históricamente designados para un cierto segmento de la población, y aunque parece una buena iniciativa y un instrumento útil en luchas tales como la brecha salarial, en el fondo se encarga de posicionar un simple discurso. Es decir, aquellos que encajan con el perfil donde la emancipación se consigue en parte, rompiendo con la concepción entre la derivación clásica de lo público y lo privado. Ejemplo de lo expresado es la posibilidad de que las mujeres dejen de habitar el ámbito doméstico no remunerado y puedan desenvolverse en el ámbito público remunerado.

En ese sentido, pensar en la inclusión de los Pueblos y Nacionalidades para diversificar las experiencias y miradas en espacios de poder implica un reto que trasciende los cupos ,si tenemos en cuenta que la mayoría de estos son víctimas de una discriminación estructural y que hay una racialización de la clases sociales, en tanto las personas racializadas suelen estar en la base de la pirámide, producto del empobrecimiento sistemático de sus comunidades, el abandono estatal a los territorios ancestrales con mayor énfasis en negros e indígenas y en general, la ausencia de soportes básicos como la vivienda, la salud e incluso, el agua potable, imposibilitan que las presentes y futuras generaciones puedan llegar a formarse académicamente con las mismas oportunidades, y que en este sentido, a la hora de pensar en “cuotas” de una mal llamada inclusión haya una brecha irresoluble.

Entonces el problema trasciende en las políticas afirmativas, y tiene que ver con la falta de oportunidades, producto del racismo estructural, que encontramos al acceder a espacios históricamente negados, la exclusión sistémica del espacio público remite a la doble negación de capacidades para estar en esos lugares, producto del machismo y el racismo y las falsas políticas públicas aplicadas para poder hablar de igualdad.

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