El poder de la palabra

Wagner Vélez

Wagner Vélez Torres

Las palabras construyen cada día nuestros relatos, forjan nuestra personalidad, forjan nuestra memoria, forjan nuestra capacidad de ver al mundo.

La palabra tiene poder, siempre medito que de mi boca salgan palabras que edifiquen y construyan.

Las palabras positivas lo que hacen es enseñarnos  a ver el lado favorable del mundo, nosotros construimos la personalidad palabra a palabra, construimos nuestra memoria palabra a palabra. Aporta otras herramientas aún más importantes como la capacidad del cerebro a hacer más rápido, de estar más atento, de estar más concentrado, aporta energía, aporta creatividad.

Lo más importante del lenguaje positivo y de las palabras positivas es que nos están dando una energía positiva que antes no sabíamos que venían del lenguaje. Dentro de la programación Neurolingüística se busca generar una formación integral de la expresión del ser humano con su entorno, es ahí donde se estudia con profundidad el lenguaje positivo que nace en la palabra y luego se relaciona con la expresión corporal, dando como resultado un comportamiento adecuado ante una situación.

Debemos darnos cuenta que nuestro propio lenguaje activa la vida. Las palabras negativas comprimen, reducen tu campo de visión del mundo ¿Qué hace lo positivo? Lo contrario, te hace estar más atento, más concentrado y muy proactivo.

La palabra positiva que abre puentes es el “sí “, es la palabra fundamental en los seres humanos, decir “sí puedo”, “sí lo voy a lograr”, es ahí donde activamos todos nuestros sentidos que se enfocan en alcanzar el objetivo planteado. Mientras que el “no” hace lo contrario, bloquea directamente todo lo que vayamos a ejecutar y nos esforcemos por alcanzar.

Las palabras duelen, por ello es muy importante mantener un adecuado sistema de control de emociones, para pensar muy bien antes de decir o escribir una palabra, porque su contenido puede ser letal para el receptor.

Por ello invito a mantener discrepancia en la tolerancia, respetemos la opinión ajena y debatamos con respeto, donde debe primar el sentido de empatía, ponerme en los zapatos de la otra persona, eso nos ayuda a ser más humanos y menos perfectos.

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