Padres, ¿proveedores o formadores?

Gabriel Villalva Cassanello

Es realmente lamentable escuchar a un padre o madre de familia decir que ya no sabe qué hacer respecto a la disciplina y comportamiento de su hijo o hija, si quienes fungen como padres de familia no lo saben, ¿quién entonces?

Ante el incumplimiento escolar o disciplinario de sus representados, los argumentos suelen ser los siguientes: “Tiene todo lo que pide”, “No se le pide que haga nada más que sus tareas”. Estos argumentos, son realmente los que explican la razón de esa indisciplina. La capacidad de adquirir un compromiso o responsabilidad, son elementos que tienen que ver con la formación del carácter y éste, no se va a desarrollar en la comodidad del mínimo esfuerzo. Así como la capacidad de encontrar soluciones a los problemas, no se desarrolla si no se tiene el valor de enfrentarlos, así también estas virtudes han de ser cultivadas y para ello, el niño y adolescente debe ser colocado en situaciones tales que le permitan ese desarrollo.

No hay Escuela para Padres, y es que la que solía existir, el Buen Ejemplo, es cada vez más escaso. Hoy, formas disfuncionales se van tomando como modelo, a fuerza de ser cada vez más comunes.

Ciertamente, los padres tenemos la responsabilidad de proveer lo que una familia necesita, pero, no es menos importante la labor formativa que recae sobre nosotros. Así, cuando, agotados de las labores, hemos vuelto al hogar y escuchado o visto una majadería de nuestros hijos y, guiados por el cansancio o la conveniencia, decidimos ignorar lo sucedido, estamos cometiendo un error del que en el futuro nos arrepentiremos. Si, por el contrario, venciendo la tentación de hacer lo que quisiéramos y asumiendo la responsabilidad de hacer lo que como padres se debe hacer, ponemos atención al acontecimiento y lo corregimos, entonces estamos formando.

Nueva Acrópolis Santo Domingo