Orlando Amores Terán
No podemos ser tan torpes en insistir que se repita la violación del 2008 y pagar: 60 MUSD para consultarle al pueblo si desea constituyente; 90 MUSD para elegir constituyentes; 15 MUSD para la promoción electoral de los mismos; 200 MUSD para armar la constituyente; 60 MUSD para propaganda; 60 MUSD para referéndum aprobatorio.
La constituyente es nefasta, porque delega la reforma constitucional a sujetos similares a los asambleístas: mediocres, antipatria, que una vez posesionados, dan la espalda al interés nacional. Sucedió en Montecristi, donde instauraron el narco-Estado propiciador de las calamidades que atraviesa Ecuador, sometiéndonos a leyes diseñadas para favorecer el delito, proteger criminales y propiciar corrupción e impunidad.
La constituyente requiere múltiples trámites, tarda dos años, es altamente nociva y onerosa. Es utilizada por el «socialismo del s.XXI» para penetrar las legislaciones nacionales y destruir instituciones. Así destruyeron Venezuela, Bolivia, Ecuador, para instaurar narco-Estados, hoy lo pretenden en Chile, y el terrorista que ejerce mandato, también propone «constituyente», para cargarse Colombia.
¡Imagínense! a todos los narcoterroristas, como candidatos a la «constituyente». Es devolverles el protagonismo, después de que han sido rechazados tres veces por el pueblo, en las urnas.
La «constituyente» es inconveniente. El régimen debería solicitar a la Corte dictamen de constitucionalidad con las preguntas aprobadas por unanimidad en 2019, mediante Dictamen 7-19-RC-19, que lo emitirán en 72 horas. Disponer al CNE que convoque a Consulta Popular con dichas preguntas, para eliminar TODAS las funciones e instituciones creadas en Montecristi. Destruida la estructura narcoestatal vigente; ante el nuevo Congreso Bicameral, se tramitarán las reformas no estructurales. Es la propuesta más rápida, menos costosa y segura.