La religión católica, incluidos los miembros del Opus Dei, o “integrantes de la Obra”, (se dice hay varios en el gobierno), deberían condenar “Los 7 Pecados o Vicios Capitales”: soberbia, avaricia, ira, lujuria, gula, envidia, pereza. Allí, donde se asegura que Lucifer está detrás de la soberbia y el demonio Mammon detrás de la avaricia.
La soberbia y la avaricia son criticables y detestables. ¿De qué nos sirve que se comience a acumular millones en la reserva monetaria, mientras existen poblaciones como Alausí, donde los adultos mayores y niños, se mantienen en “indefensión sanitaria” sin un hospital básico que les brinde la atención médica a la que todo ecuatoriano tiene derecho…?
¿De qué sirve acumular millones en la Reserva Monetaria, mientras el Sur del Chimborazo sigue siendo la de mayor pobreza, la de los más altos indicadores de desnutrición infantil con una alta tasa de mortalidad materno infantil, donde la gente debe acudir al Hospital Alausí de 102 años, sin insumos ni medicinas suficientes…?
Si ya existe una reserva monetaria, no es para prestar a bajos intereses, eso es pensar como banquero y no como estadista. Si existe ese dinero es para invertir en educación y salud y eso hasta el momento no se ha hecho. Ya me dirán que la vacunación es un éxito y nadie dice lo contrario, pero salud y sanidad que suenan parecido sin ser lo mismo, requieren inversiones urgentes que hasta el momento no se han hecho.
La actual ministra de salud, en seis meses, ni siquiera ha acudido a conocer el estado del Hospital Alausí y no puede confiarse de ciertos asesores, algunos heredados de gobiernos anteriores, que incomprensiblemente siguen allí.
El sur de la Provincia de Chimborazo está en “indefensión sanitaria” y urge la declaratoria de emergencia sanitaria para inmediatamente inyectar los dineros que sirvan para la realización de obras de infraestructura sanitaria postergadas de manera irresponsable durante décadas. Solo el cantón Alausí tiene 187 comunidades indígenas desprotegidas, sumen a ello Colta, Guamote, Chunchi, Pallatanga y Cumandá. ¿Qué esperan…?