La vida y la muerte

Yveth Romero Padilla

Yveth Romero P.

Solemos visitar los cementerios para ‘acompañar’ a los seres queridos que partieron al otro lado, limpiando sus lápidas, poniendo flores… trayendo a nuestra memoria aquellos momentos compartidos. Pero, “la vida continúa”, solemos decir, y al día siguiente continuamos la rutina diaria repitiendo los mismos actos, una y otra vez, viviendo casi en automático.

¿Qué es la vida? ¿Qué es vivir? ¿Acaso es solamente nacer, crecer, reproducirnos y morir? ¿Qué sentido tiene la vida si luego viene la muerte? ¿Por qué le tememos tanto a la muerte? ¿Será tal vez porque no hemos vivido adecuadamente? Vivimos inconscientes, del sentido evolutivo de nuestro recorrido por el sendero del destino. Inconscientes de ‘lo humano’, pasamos la vida prácticamente muertos.

Pasamos la vida dándole valor a las cosas efímeras, transitorias, atemporales, sin darnos cuenta que apegados a lo superficial, vivimos sufriendo.

Dicen los grandes sabios, que la vida y la muerte son dos caras de una misma moneda ‘la vida misma’. Ese “cambio de estado de vida a muerte” es algo que la misma naturaleza nos enseña, todos los días. Como cuando la flor muere para transmutarse en fruto, o este cuando muere al pudrirse y soltar sus semillas; y estas mueren en la fría y profunda tierra para dar ‘nacimiento’ a una nueva planta. Y así, el vegetal ha cumplido su destino, ha cumplido con su sentido de vida. ¿Y nosotros? debemos darle sentido a nuestra existencia en esta vida, descubriendo las potencialidades escondidas en nuestra alma. Entender que el dolor es parte de esta vida, como la posibilidad de la necesaria toma de conciencia y corregir el camino que estamos andando; debemos cumplir nuestro destino, desarrollando lo que nos es propio: ser veraces, ser justos, ser buenos y ser bellos, ser seres humanos.

Nueva Acrópolis Santo Domingo