La doble moral

Juan Beltrán Rico

Juan Beltrán Rico

Nuestro país atraviesa un momento difícil para sus ciudadanos, viendo cómo desaparecen niños, cómo crece la inseguridad y cómo la ley parece estar en venta.

En el mundo existe una clara lucha de poder entre el socialismo y el liberalismo capitalista. Y, como todo buen demócrata, comparto que todos tienen derecho a pensar y votar por lo que creen, es la base de todo. Por otra parte, otra cualidad que tenemos como sociedad culta e inteligente es nuestra capacidad de vivir bajo leyes que nos organizan como individuos dentro de un grupo. Sin embargo, vemos cómo la democracia se ha vuelto algo imaginario y la ley un artículo más de compra para quienes tienen poder.

Sigmund Freud menciona: «La historia de un individuo es el resultado continuo de lo que ha experimentado, de lo que ha tenido que enfrentar en el pasado y lo que de ello ha aprendido». The Interpretation of Dreams (1900). Nuestros políticos parecen no aprender ni de la experiencia previa ni del ejemplo de otros países, donde este tipo de comportamientos, que van en contra de la democracia y la ley, solo generan desastre e inestabilidad. El juego sucio se ha vuelto tan normal que arruinar la vida personal de otra persona o su estado mental se ha vuelto insignificante. Decisiones como la persecución en el conflicto entre el presidente y su vicepresidenta, el incidente con la impunidad de delincuentes por jueces y la invalidación emocional de los ciudadanos dejan mucho que pensar. ¿Cómo criticamos comportamientos de otros cuando nosotros hacemos lo mismo? ¿Dónde estamos dejando el cumplimiento de las leyes y la democracia?

Como ciudadanos, exijamos el cumplimiento de la ley y de nuestro voto, difundamos la importancia del respeto entre personas que piensan diferente y obremos bajo la ley y el bienestar social. No nos convirtamos en lo que juramos destruir.

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