Inmigrantes indocumentados

José Manuel Aguilar Reyes

Soy un inmigrante latino legalmente establecido en este país, que intenta levantar su voz, para sumarse a millones de voces que piden justicia social para poder legalizar su permanencia familiar y cumplir su sueño de ver a sus familias crecer normalmente, involucradas en la corriente de sana convivencia y de tranquilidad espiritual, base de un sano desarrollo integral.

Por respeto a los seguidores de mi país, Ecuador, interesados en el tema, relacionados con el prestigioso diario “La Hora” de mi ciudad Santo Domingo de los Colorados; y los nacientes lectores de este país, que a través del “Diario Judío” me siguen semanalmente, no puedo involucrarme en forma total en el tema expuesto, pues mi corta presencia me inhibe de hacerlo y fundamentalmente, la concienzuda razón de incursionar en un tema tan complejo que lleva más de 100 años de vigencia, con arremetidas permanentes incrementadas en los últimos veinte años, estimuladas por la inseguridad política existente en nuestros países.

Por esta razón, debo ser cauteloso, cuidadoso y respetuoso de hacerlo, e ir progresivamente reaccionando, paralelo a la terrible realidad que viven miles de inmigrantes, que esperan lograr, algún día, legalizar su presencia en este gran país, meta justa y lograble, mientras existan mentes lucidas norteamericanas que batallan en la lid política, encarnando la viva necesidad y anhelos de ellos.

Debo en razón a mi acuciosidad, detallar algunas aristas que resultan visibles a ser consideradas, si las organizaciones ligadas al proceso lo estimen: una para mi análisis que resultaría básica, es la unificación de organizaciones en unas pocas muy sólidas, pues con la atomización existente, pierde fuerza el movimiento a nivel nacional, se debe trabajar en ese delicado tema urgentemente; si eso se logra, lo demás se atañen por añadidura: el freno a las deportaciones masivas; la inmediata unificación familiar; el acceso a la educación; el respeto a nuestra presencia; el acceso al trabajo diversificado, y muchos más, que la realidad las mantiene vigentes, esperando su solución.

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