Pretender y propagar el mito de que el dinero no da la felicidad, es la forma más corriente de lavar la conciencia del primer mundo. En el fondo es parte del sistema, porque ser feliz es lo más importante, a fin de cuentas. Y hasta ahí puede que estemos de acuerdo. Pero también puede que tengamos visiones muy distintas de lo que se necesita para ser feliz, y muchas de esas cosas no son gratis, de ahí pasamos a la mal equivocada expresión: “Yo, que he tenido el privilegio de viajar mucho y ver mucho, te digo que en otras realidades se está peor, así que no te quejes”.
La Histórica y las distintas revoluciones a través del tiempo han comprobado que no sirve aguantar y conformarse por el miedo a una vida peor con amplios niveles de desigualdad social; muchas veces se observa perder la esperanza pero no la convicción de que se puede cambiar todo aquello que nos ata a la miseria y a la falta de oportunidades.
Por otra parte, analicemos el colonialismo que aún nos dice que debemos sacrificarnos para que otros puedan mantener sus estándares de vida. Y debemos cumplir nuestra misión con la sonrisa que nos caracteriza, misión que empieza con el compromiso a no cambiar si queremos mantenernos en aquel espacio laboral y apegados a nuestra zona de confort.
Cada ser humano crece teniendo las mismas aspiraciones y recibiendo los mismos mensajes, con la diferencia de que esos mensajes se elaboran en una parte del mundo a la que no pertenecemos, ¿Capitalista? ¿Consumista?¿Antiecológico?Seguramente. Pero somos parte de una sociedad y así estamos. El capitalismo buscando nuevos mercados, generando necesidades para seguir vendiendo y vendiendo, y el colonialismo diciendo que se hará con nuestros recursos, pero que no nos entusiasmemos: para que haya en un lado, tiene que faltar en otro. Siempre es lo mismo. Pueden saquear nuestros países mientras nos niegan el derecho a una educación de calidad, a la igualdad de oportunidades inclusive a migrar, porque somos pobres, pero nos hacen creer que puede ser normal, y que podemos y debemos ser felices.