Adriana Morocho
En un mundo en donde priman las poses y las palabras pueden estudiarse, planificarse y colocarse estratégicamente para producir efectos específicos, la coherencia que existe entre nuestras palabras y las acciones, es esencial para construir confianza y credibilidad en las relaciones personales y profesionales.
Nuestras acciones deberían reflejar lo que decimos, demostrando integridad y respeto hacia los demás. Por el contrario, cuando hay una discrepancia entre lo que decimos y lo que hacemos, generamos desconfianza y debilitamos relaciones.
¿Cuántas veces has dicho “voy a cambiar”, “voy a aprender esto” o “voy a emprender esto”, pero no pasa nada? No has sido el único, todos hemos estado así. Pero aquí está la clave: tu crecimiento profesional y las oportunidades que deseas dependen de tu capacidad para alinear tus palabras con tus acciones. Avanzar a esa mejor versión de ti que tanto deseas y cumplir contigo mismo, es posible, mediante las siguientes premisas:
1.- La promesa más importante es la que haces contigo mismo. Aquí es importante pensar en que, si faltas a tu palabra, poco a poco pierdes confianza en ti mismo, sintiendo que las metas que deseas están cada vez más lejos.
2.- Pequeños pasos, grandes resultados. Muchas veces no se avanza porque pensamos en un cambio integral de inicio y eso no es tan sencillo, es necesario valorar el comienzo con acciones pequeñas y constantes.
3.- Las acciones hablan más fuerte que las palabras. Cuando tus palabras y tus acciones están alineadas, se crea la magia: Las personas a tu alrededor comienzan a verte como alguien confiable, auténtico y capaz.
Con toda certeza no somos lo que decimos sino lo que hacemos, y hacerlo de esta manera, fortalecerá nuestras relaciones personales y profesionales. Esta coherencia es fundamental para vivir una vida íntegra y auténtica, dando como resultado que las personas no confíen en quienes dan su palabra, sino en quienes hacen que las cosas sucedan.