Entramos en un feriado que conmemora a esas personas que lucharon por dignificar la labor por medio de la protesta, manifestación y defensa de derechos incluso sacrificando sus vidas.
En nuestro país seguimos protestando, el primer día de mayo de cada año se realizan marchas multitudinarias exigiendo derechos, dignidad, erradicación de atropellos laborales e incluso la salida del gobierno de turno. Es casi institucionalizada la protesta de dicha fecha, varias veces me pregunto ¿Hay algún efecto en ella? ¿Se lograron los objetivos de la convocatoria? O sencillamente se cumplió con una agenda programada.
Para nada busco menoscabar la protesta, es más, la valoro sobremanera, apoyo el cuestionamiento y crítica hacia quienes nos gobiernan, siempre hay algo más que hacer. Pero si hay algo que condenar es la creación de una falsa expectativa que se diluye simplemente en la intención, en la esperanza mal concebida o lo que es peor la desestabilización.
Que el gobierno nos debe en materia laboral, está muy claro, la normativa propuesta en su momento ha sido endeble con los atropellos a los derechos, no ha garantizado la estabilidad deseada y sobre todo evidencia la prioridad del actual gobierno que evidentemente no reposa en el ámbito social sino económico.
Quizá sea momento de cambiar la protesta tradicional, dar un giro al matiz del trabajo soñado por soñar en alcanzar un trabajo digno por medio de la autorrealización, mejora continua y valor agregado. Santo Domingo es una tierra de emprendimientos donde cada ciudadano capta ingresos por medio de la creatividad y la pujanza, hoy adhiramos un elemento a la ecuación, busquemos formarnos para ser mejores, marquemos la diferencia y brindemos un servicio de calidad con calidez; créame, sentirá los cambios y dignificará el trabajo. ¡Un feliz día!