El mínimo necesario

Gabriel Villalva Cassanello

Vivimos una época extraña, por un lado, son evidentes los desafíos que nuestra época exige en todos los ámbitos, los cambios que se producen, son parte de ello; en lo económico, lo ecológico, en lo social, hay grandes cambios y retos que se presentan a diario; y, por otra parte, una suerte de inercia, un repetir y volver a hacer lo mismo, una desesperada nostalgia por lo que fue.

En tales circunstancias, tenemos una demanda imperante de la historia y una respuesta que no logra solventar la necesidad. Entonces ¿qué hacemos?

En lugar de confrontar la realidad y reconocer la incapacidad de responder con las mismas desgastadas y obsoletas herramientas, muchos han optado por la más mediocre solución: cumplir con el mínimo necesario.

Los estudiantes de escuelas, colegios, licenciaturas, maestrías y doctorados, no dan la talla; no tienen los elementos intelectuales necesarios, ni la formación y la disciplina necesarios, no tienen capacidad de estudio, comprensión y reflexión necesarios… entonces, ¿qué hacemos? – Nada, que cumplan con el mínimo necesario.

Los empresarios y empleados, no dan la talla; no tienen la responsabilidad necesaria, ni la creatividad ni el ingenio necesario, no tienen visión de futuro… entonces, ¿qué hacemos? – Nada, que cumplan con el mínimo necesario.

Los políticos y servidores públicos, no dan la talla; no tienen la experiencia necesaria, ni el compromiso necesario, no tienen lo valores morales y filosóficos necesarios, no tienen el necesario amor por su comunidad… entonces, ¿qué hacemos? – Nada, ojalá y cumplan con el mínimo necesario.

¿Y si en lugar de resignarnos a trabajar con algo que sabemos que no funciona, buscamos con valentía nuevas respuestas? ¿Y si en lugar de satisfacernos con apenas intentos, exigimos logros, resoluciones y victorias?

Nueva Acrópolis Santo Domingo