Economía circular

Verónica Narváez

Año 2022, creo que se ha logrado integrar dentro del dialecto y la planificación de la mayor parte de nuestro territorio a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 17 objetivos integradores establecidos en el 2015, que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y en efecto la prosperidad de la humanidad.

Ahora con tanto camino aún por recorrer y alcanzar la sostenibilidad, es necesario mirar las prácticas de Economía Circular y adaptarlas a la vida diaria, aún más, normar a las empresas para básicamente: Regenerar los sistemas naturales, eliminar los residuos y la contaminación desde el diseño y en el ideal mantener los productos y materiales en uso indefinido. En resumen, la Economía circular se inspira en procesos de la naturaleza, es un modelo cíclico para que no existan desperdicios, todo es aprovechado y reintegrado al entorno sin causar daño. Es fácil entender que es el modelo de vida que necesitamos para sobrevivir como humanidad.

En contraste tenemos el modelo de Economía lineal, el común donde se extrae materia prima, consume y desecha. Imaginemos la producción de las fundas plásticas que nos dan en una farmacia por comprar una pastilla, imaginemos la cantidad de agua que se utilizó para su producción, colorantes, materia prima (derivada del petróleo), cadena de venta y finalmente su entrega al cliente quien saca la pastilla y se olvidó por siempre de la funda que tardará cientos de años en descomponerse generando microplásticos que estarán miles de años en el planeta. ¿Valió la pena su producción y compra?

Como consumidores nos queda reflexionar permanentemente sobre nuestras necesidades de compra, como productores partir de la necesidad para crear un producto o servicio e innovar las empresas o emprendimientos existentes y como estado establecer normativa aplicable.

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