Donde no llega el Estado llega la delincuencia

Nicolás Gómez Campos

Nicolás Gómez Campos

Las zonas marginales se caracterizan por ser asentamientos ubicados en las periferias de las ciudades, donde las condiciones de vida están muy por debajo del promedio aceptable, lo cual causa que las personas que habitan en estos sectores se encuentren en situaciones de vulnerabilidad en las que no pueden tener una vida digna. 

En estos espacios las condiciones sanitarias son deplorables, no existe agua potable ni alcantarillado, existe desnutrición infantil y las enfermedades invernales son más comunes. Lo cual refuerza el panorama de extrema pobreza y desigualdades que se manifiestan en la dificultad para acceder al trabajo, a la educación, a la atención de la salud y al transporte público. 

La condición de desigualdad social en estos espacios crea más vulnerabilidad para la población, se reducen las oportunidades económicas y generan conflictos sociales. Es decir, estos sectores olvidados se vuelven caldos de cultivo para que problemas sociales como la inseguridad, la delincuencia y el tráfico de drogas, entre muchos otros aparezcan y se enquisten en la sociedad. 

Por tanto, el poco interés por parte de los gobiernos locales y nacionales, además de la incapacidad por generar acciones concretas que mejoren las condiciones de exclusión de la población y sobre todo la falta de visión por parte de los políticos. Son los principales impedimentos para tener ciudades más seguras y justas. Se puede afirmar que cuando el Estado no llega, si lo hace la delincuencia y las mafias. 

Sabiendo esto, el problema por el que atraviesa Santo Domingo no se soluciona poniendo cámaras de vigilancia o con más policías. Se necesitan medidas que combatan los problemas desde su origen en la desigualdad. Tomando ejemplos como Medellín, que pasó de ser la ciudad más violenta del mundo a ser un ejemplo de cómo mediante el desarrollo urbano y la innovación social se puede mejorar a una ciudad. 

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