Detrás de un indigente

Diego Albán Quishpe

El ser humano, por naturaleza, se encuentra expuesto a cometer errores que conllevan a tomar decisiones equivocadas, muchas veces impulsadas por antecedentes que han marcado sus vidas; normalizando lo que no es correcto. La indigencia, es una de sus consecuencias, comprendiendo entonces que, detrás de un indigente existe una historia. Este “estilo de vida”, abre sus puertas a todas las personas sin distinción alguna, pues hemos visto, desde niños y hasta ancianos ser parte de aquello. Claro está, que los niños no son más que herederos de este problema, siendo víctimas de decisiones de sus responsables

Detrás de cada indigente, existen historias diferentes, a muchos la vida los ha golpeado con situaciones dolorosas, tales como la pérdida de seres queridos, falta de afecto, abandono, abuso, explotación, extrema pobreza, o simplemente inmadurez. Sin embargo, independientemente del porqué, es inherente la condición de ser humano, merecedor de respeto, trato digno, y de oportunidades que permitan recuperar sus sueños reflejados en sus rostros perdidos.

Mayormente, el uso y consumo de drogas y alcohol, es el primer paso que conlleva a vivir en la indigencia y aguantar en ella, situación que la aleja de la realidad. Por ello se cree que todo indigente se encuentra solo, pero no siempre es así, pues detrás de ellos, también hay una familia que adolece y busca su ayuda. Detrás de un indigente, hay una familia con recuerdos de una persona con virtudes, con talento, con sentimientos y con muchos sueños que por una mala decisión se truncaron.

Invito a ayudar en lugar de juzgar. Ayudar no solo implica dar dinero, también lo podemos hacer mediante el respeto y un trato digno, no permitiendo considerarlos invisibles ante los ojos de la sociedad. Esa sociedad con corrupción, pobreza y desigualdad.

 

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