Del tránsito

Mesías Mestanza Solano

Se siguen tiñendo de sangre nuestras vías y de crespones negros los hogares de muchas familias dada a la irresponsabilidad de ciertos conductores que no tienen el más mínimo respeto a las leyes y reglamentos de tránsito. 

Se ha de entender que el conductor de un vehículo debe estar debidamente capacitado y educado en materia de tránsito. Que su licencia de conducir se obtenga previo el curso correspondiente, donde tenga la oportunidad de aprender los reglamentos de tránsito que deben ser puestos en práctica, pues la vida de los seres humanos no puede estar en manos de quienes adquieren  una licencia de forma irregular, sin tener los conocimientos de nuestras leyes. Que las escuelas de capacitación deben cumplir con su función con absoluta responsabilidad, a efecto de que el conductor obtenga destreza, pericia, habilidad y sobre todo  disciplina. Que la revisión vehicular se haga de forma responsable, pues un vehículo en mal estado es un riesgo no solamente para sus ocupantes sino también para los peatones.

Es  obligación del Gobierno Nacional y particularmente del Ministerio de Obras Públicas, así como de los gobiernos seccionales, la construcción de vías aptas para la circulación, con las técnicas modernas e internacionales del caso, adecuación y arreglo permanente de las mismas y óptimas condiciones de circulación, con sus respectivos parterres, muros de contención, bermas, espaldones, señalética, zonas para ciclistas y  peatones. 

Nadie quiere entender que quien ha bebido un vaso de cerveza o una copa de vino, por decir lo menos, ya no está en condiciones de conducir; pues el estado de embriaguez y la velocidad  son las principales causas de muerte.

El conductor educado en materia de tránsito, sumado a buenas vías y vehículos en estado óptimo será una garantía en la transportación. En materia de tránsito no se debe perder la concentración ni un solo segundo; entonces, una persona en estado de embriaguez es una amenaza pública en las vías. En caso de muerte la pena es de 10 a 12 años de prisión.

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