El Congreso y la Asamblea Nacional, con pocas excepciones, ha sido un recinto donde muchos corruptos han hecho los que les ha dado la gana, agresiones verbales y físicas, con disparos incluido, pactos, componendas, despilfarros, ataques a todos, menos al “hombre del maletín” que era y es el mimado de los asambleístas.
Lo que sucede en este tiempo es de “Lloriar”, una asamblea donde existen muchos mestizos que gozan de privilegios, pero se disfrazan y se pintan la cara como que fuesen indígenas honestos, son payasos que se creen salvadores de la patria.
Otro grupo de gente llega a esta función y enseguida pretender conducir autos de alta gama, hospedarse en resorts y comer caviar en lugar de maito. Ahora ya no se hacen sobar con “manteca de culebra”, ahora se dan masajes relax con mentoles europeos y se tratan con aromaterapia. Ni las “sobadas” ni los masajes son aconsejables cuando el cuerpo no está tan enfermo como la conciencia. Si lo hacen con su dinero bien por ellos, pero lo hacen con el dinero de la gente pobre a la que mintieron y en forma hipócrita juraron defender. Cínicos.
Todo en la vida tiene antecedentes, lo que vieron y hasta compartieron del derroche con comidas caras preparadas por un chef que dicen era “belga”, están convencidos que sigue la fiesta del despilfarro con inmunidad incluida y mientras existe gente que pasa hambre, estos disfrazados y pintados la cara, sufren de indigestión y flatulencia. Menos mal que no ingirieron fideos “sin gluten” lo que hubiese encarecido aún más, las dietas de los asambleístas.
Que se alquilen aires acondicionados en Quito donde existe “aire acondicionado central”, es lo mismo que se contrate servicio de calefacción para cuando se programen reuniones en la costa o el oriente ecuatoriano. La mediocridad, la sinvergüencería, el abuso está llegando a límites insostenibles y es el momento que desde el Ejecutivo se tomen las medidas más drásticas, “muerte cruzada” si fuese necesario, pero ya paremos tanto abuso y latrocinio.