No son nuevos los movimientos anti vacunación; siempre han existido y han dado sus puntos de vista, no sé si por mala fe o falta de conocimiento científico… me inclino por lo segundo; así se opusieron durante muchos años a la vacuna triple viral contra el sarampión, parotiditis y rubéola, y otras vacunas para combatir la tosferina, difteria, poliomielitis, varicela, hepatitis B, tétanos y otras; sin embargo, a todos sus hijos los llevaron a vacunarse y por lo tanto gozaron y gozan de buena salud. Ahora se oponen a la vacuna contra el Covid-19 y la variante ómicron.
De lo que hemos escuchado a nuestros científicos de la OMS, OPS y a nuestro médico investigador y salubrista, el Dr. Esteban Ortiz, sobre la importancia de la vacunación, entendemos que todas las vacunas contra el Covid-19 aprobadas o autorizadas son seguras y efectivas para fortalecer el sistema inmunológico y reducir el riesgo de enfermar gravemente o morir. Hoy mismo los sistemas de salud están desbordados por el relajamiento, no uso de mascarillas, falta de distanciamiento y hasta por falta de asepsia. Esta enfermedad ha limitado el tratamiento de otras enfermedades graves, así como la interacción profesional, comercial, familiar, religiosa, social, deportiva, entre otras.
Bien por el Gobierno Nacional al ordenar la obligatoriedad de la vacunación, cuyo fundamento legal está en la Ley Orgánica de la Salud que dispone la inmunización contra determinadas enfermedades, según los términos y condiciones que la realidad epidemiológica nacional y local requiera; más aún, el Art. 83.7 de nuestra Constitución impone como deber de los ecuatorianos el promover el bien común y anteponer el interés general al particular.
Qué tal si los anti vacunas se enferman con Covid-19, los hospitales públicos no los reciben o les cobran la recuperación que por cierto es bastante costosa, estoy seguro de que morirían (fuerte está). Entonces diré, la lucha contra esta pandemia que ha causado muerte y dolor, es de todos nosotros.