Crisis carcelaria

Verónica Narváez

De todo el contexto del caos suscitado en la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil, nos queda especialmente el abrumador dolor de las madres de los presos asesinados y hasta decapitados, estremecedores momentos solidarizan y hermanan a los ecuatorianos, nos llevan a reflexionar sobre el sistema carcelario, pero sobre todo en las causas de la violencia que enfrentamos en el país.

Afuera de la morgue el llamado a gritos a los familiares de los cadáveres identificados retumbaron en los medios de comunicación, en las conciencias y el corazón de muchos; Sin embargo el morbo también tuvo su espacio, van a la par mostrando videos de la manera que asesinaron a muchos de ellos, empezamos a naturalizamos la violencia y la ley del más sanguinario, pero eso viene desde la integralidad de las personas, la falta de educación, no sé si podría decirse cariño en general pero sobre todo compasión.

118 muertos es el saldo a la fecha, bandas mandan dentro y fuera de las cárceles del país, las medidas para frenar la violencia producto en su mayoría por el tráfico de drogas, corrupción nos sobrepasan, regreso a pensar en las madres de los presos, en sí en las mujeres y la manera en que son invadidas para controlar lo que ingresan a sus familiares dentro de la cárcel, ahora una vez son las más dolidas de esta triste crisis carcelaria.

La mirada de estos acontecimientos sin la frialdad de los datos estadísticos mueve el alma y quizás eso es lo que más se necesita, hablar de estos acontecimientos desde el sentimiento que causa, recordar que hay familias detrás de toda desgracia, y recordar a nuestra infancia y juventud que las acciones de cada uno arrastran a toda la familia.

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