Orlando Amores Terán
Debemos partir del criterio de que la «protección policial», es un oxímoron, significa que dicha afirmación es contradictoria, porque ninguna policía protege, porque su función no es de guardaespaldas. Investiga el acto luego del suceso y captura a los involucrados, realiza inteligencia para evitar la comisión de delitos; es físicamente imposible que proteja, así lo desee hacer; cada familia necesitaría al menos cuatro policías, para mantenerse protegida, son apenas 50.000 efectivos, mientras los que requerimos seguridad, somos 17 millones de personas.
Por tanto, debemos nosotros protegernos y coadyuvar a la seguridad nacional, que es responsabilidad de toda la Nación, no sólo de la fuerza pública. El modo de hacerlo, es permitir el porte de armas, cumpliendo requisitos: no tener antecedentes penales, no estar vinculado a organizaciones narco-terroristas, acreditar suficiencia psicológica y manejo del arma. El uso de armas cortas, no puede ser privilegio de la fuerza pública. Las armas cortas de calibres para uso militar, fusiles, granadas, minas, torpedos, cohetes, morteros y todo lo que comporte armamento bélico, esas son de uso exclusivo de la fuerza pública, su porte, aún cuando no sean utilizadas deben constituir «per se» un delito con tipo penal independiente.
Aquel que se opone al porte de armas con los requisitos expuestos, es un irresponsable pacifista dada la situación de vida o muerte, o un boquiabierto abstraído de la realidad, o un peón del crimen organizado, o un pusilánime que piensa que por estar desarmado, el hampa lo va a tratar con benevolencia. Quien se opone a que nos protejamos, descalifica nuestra existencia. 390 millones de armas cortas, están en manos de los ciudadanos en EEUU, sin embargo, se han registrado solo 213 tiroteos éste año; mientras en Ecuador, con prohibición de porte de armas, se registraron 6.611 asesinatos.