Juan Beltrán Rico
En las últimas semanas hemos vivido en la oscuridad. La ansiedad entre la ciudadanía se vuelve palpable con las largas horas sin energía. «La ansiedad provocada por la incertidumbre en el trabajo o la economía puede entorpecer el juicio y la toma de decisiones, ya que las emociones desreguladas generan pensamientos catastróficos que impiden actuar de manera racional y efectiva» (Beck, 1979).
En la antesala de las elecciones, el tema energético parece priorizarse sobre el de seguridad. Esta situación genera un clima de tensión y desesperanza, exacerbando la ansiedad colectiva. Los partidos políticos, en su incesante campaña de guerra, parecen desinteresados en las necesidades reales de la población. La falta de colaboración entre gobiernos y partidos se traduce en un escenario donde se gasta nuestro dinero en desacreditar a otros, mientras se realizan viajes al extranjero, irónicamente por quienes prometieron no usar o incluso vender el avión presidencial. ¿Qué promesas debemos creer antes de las elecciones?
Esta constante incertidumbre no solo afecta nuestra salud mental, sino que también paraliza la economía. La ansiedad puede llevarnos a la inacción y a la desesperanza, afectando nuestro bienestar. Estamos a la espera de las ‘promesas’ de los candidatos, pero muchos expertos en el ámbito energético desmontan las expectativas creadas por los gobernantes, presentando soluciones que, en realidad, solo pueden prolongar la situación.
La historia nos enseña lecciones valiosas. Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón mostró que la resiliencia colectiva y el enfoque en la reconstrucción pueden generar un renacer económico. Este modelo de unidad y cooperación es fundamental, especialmente en tiempos de crisis.
Como ciudadanos, debemos aprender de estas experiencias. La situación actual no debe paralizarnos, sino impulsarnos a buscar soluciones prácticas y fortalecer nuestra comunidad. No permitamos que la oscuridad nos arrebate el futuro; fomentemos la unidad y la innovación para enfrentar los retos que nos esperan. La salud mental y el bienestar colectivo dependen de nuestra capacidad para actuar y colaborar en tiempos difíciles.