La herramienta del diálogo

POR: José Albuja Chaves

Esta palabreja por sí sola ya nos induce a concluir que tiene dos vías, es decir que permite a dos personas, grupos, organizaciones, etc., exponer o expresar pareceres y criterios que puedan ser entendidos y asimilados por los contertulios, a la manera de un cruce respetuoso, por llegar a algún acuerdo o identificar discrepancias, sin que la actitud sea un campo de guerra, un sitio minado o una imposición de los actores del mismo. Una gran diferencia, entonces, con el monólogo.

Tal es la importancia del diálogo que deviene en una herramienta poderosa para los hombres reflexivos, tolerantes y sin irascibilidad, que la usan para sortear problemas complejos a base de una concertación racional que busca objetivos comunes.

Y más importante resulta el diálogo cuando alguien que alcanza el poder concluye que los pueblos son los beneficiarios directos de propuestas y soluciones en que devienen estas actitudes.

Usar el poder político de un país no es adueñase de él si no saberlo dirigir y conducir con actitudes y demostraciones fehacientes de servir a la propia sociedad que lo ha originado.

Bien haría el Presidente Lasso, entonces, al extender la mano a los ecuatorianos sin distinción alguna y, luego, el invitar a un diálogo a quienes fueron sus adversarios en la última campaña electoral en la cual devino en triunfador. Bien haría, porque parecería que no se siente dueño del país, y porque para afrontar una crisis económica que carcome busca a quienes puedan aportar, sugerir, contribuir para enderezar un conglomerado social que fue guiado a la obnubilación anímica y frustrante como fruto de una conducción sectaria e ideológica que lindaba con un caudillismo voraz que dividió  al país en malos y buenos de manera vergonzante.

Lasso tiene en sus manos la oportunidad histórica de revertir una vía peligrosa que nos pudo llevar a la propia destrucción social y económica a nombre de un membrete político que hizo tanta obra pública que lo condujo hasta al éxtasis de un endeudamiento perverso, o tomando dineros ajenos de sectores sociales internos en actitud de voracidad, que corresponde a todos los ecuatorianos asumir y honrar de hoy y en adelante con esfuerzos supremos y concertados. Y para ello está el Presidente. Y en la silla del frente el otro contertulio.

Los sordos y enmudecidos no dialogan. Ellos gritan y se muerden la lengua.