El Gobierno de Lenín Moreno

Por: Ramiro Ruiz R.

Terminó la incertidumbre de las elecciones. La gente volvió a trabajar con firmeza en un ambiente de tranquilidad. La decisión de terminar con el correísmo fue acertada. En América Latina, no es viable el modelo de izquierda. El fracaso ha sido descomunal en Ecuador, Venezuela, Argentina, Guatemala, Nicaragua, México.

Sin embargo, no es posible olvidar el Gobierno de Lenin Moreno. Aunque cometió equivocaciones, lo más importante de su administración fue la recuperación de la democracia y el distanciamiento de populista Rafael Correa.

Es preciso destacar cuatro tareas del Gobierno de Lenin Moreno. Primero, optó por terminar con el caudillismo y el autoritarismo. Segundo, respetó las libertades, especialmente, a la libre expresión y pensamiento. Puso fin a la burla a la “prensa corrupta”, a “la gordita horrorosa”. Un mal recuerdo fue el show en una de las sabatinas cuando rompió un ejemplar del diario La Hora, así como los juicios a muchos medios entre ellos al Universo, Expreso, El Comercio, Ecuavisa y más. No podemos olvidar la persecución obstinada a algunos periodistas.

Tercero, respeto a las funciones y poderes del Estado. De lo contrario, no estarían presos algunos delincuentes ni prófugos de la justicia. La Fiscalía tiene en marcha investigaciones a presuntos malhechores enredados en la delincuencia organizada como el Contralor Pablo Celi y la red de ladrones agazapados en Petroecuador.

Cuarto, apertura al Banco Mundial y al Frente Monetario Internacional. El despilfarro y robo anterior fue descomunal. Al parecer no había alternativa de solución a la crisis económica, sino pedir auxilio de préstamos justos y adecuados para la capacidad de pago del país.

Sin embargo, no alcanzó a solucionar algunos problemas: la pobreza, la falta de oportunidades de trabajo, el deficiente sistema de salud, la educación más frágil de la región, la inútil organización de vacunación, la delincuencia organizada, el tráfico de drogas, la violencia y asesinatos. El Estado está invadido por un inmenso grupo de burócratas incapaces y la tropa de corruptos.

Este es el paisaje actual del país que deja Lenin Moreno como herencia al presidente electo Guillermo Lasso. Legado complicado para devolverle al país el rostro sereno que merece. La solución de estos y otros problemas exige mucha inteligencia.

Moreno vio solamente el problema de la codicia. No comprendió que la corrupción tiene una causa, y es la concentración de mando. Poder concentrado, descontrolado, abusivo, omnipresente, áspero. Y por esta razón, y hace muchos siglos, los pensadores inventaron la división del poder.

Los gobiernos populistas en América Latina han sido parte del desencanto de los partidos políticos. ¿A qué se debe? Una de las razones está en evidencia, la realidad ha evolucionado más rápido que las ideas políticas.

No se ha renovado la democracia. Los políticos carecen de ideas actualizadas. El Gobierno que termina ha sido víctima y cómplice de la corrupción. La política, efectivamente, tiende a la corrupción cuando se olvida una cosa que hoy suena rara, o incluso peligrosa: el bien común.

La gente se escandaliza de la clase política, la considera un gran problema. Sin embargo, habría que preguntarle a cada ciudadano: “¿Qué hace usted para remediarlo?” ¿Qué hace la gente para remediar los defectos de la clase política?