Cementerios

Andrés Pachano

Condición muy humana, hondamente adherida a la razón de la existencia, es aquella de visitar las tumbas de los seres queridos, de los que se fueron; es como reencontrarse con su vida misma; es un retorno a la razón de la existencia, retorno no solo a los recuerdos, siempre a las nostalgias; son los regresos al pasado asidos a la gratitud. Los cementerios no son yermos, están habitados de inmanentes presencias adheridas a materias que se extinguen; en los cementerios vive la esencia de los seres que ya no están.

De muchos dolores que soportamos en este inclemente aislamiento provocado por la infamen pandemia que asola la humanidad, uno es el forzado alejamiento a las tumbas de nuestros seres; doloroso este exilio.

No se entiende la razón de mantener cerrados los cementerios. Razonable es que durante los funerales se limite la afluencia masiva de personas, es lógico que durante los días de finados se evite la masiva asistencia a estos centros de recogimiento interno que son los camposantos; es necesario que los días de Navidad, de la madre o del padre se eviten las multitudes en estos lugares.

Pero en días normales -digámoslo así- no es lógico que las puertas estén cerradas. Excepción hecha de los días señalados, no existe aglomeración alguna en los cementerios; salvo las catacumbas existentes en los subsuelos de ciertas iglesias, las necrópolis son espacios abiertos, al aire libre; son lugares amplios y en consecuencia ventilados. ¿El riesgo de contagio al Covid-19 será acaso muy alto en estos sitios en un día normal?; ¿es multitud acaso que una o dos personas de manera simultánea acudan a depositar flores en una sola tumba?; es más fácil rozar a alguien en la calle o en un parque, que en un cementerio. Sin embargo, hay otros lugares abiertos y con considerable congestión humana en sus instalaciones, verbi gracia mercados, centros comerciales, sitios de ferias.

Si ya nos han obligado a estar ausentes de nuestros recuerdos durante 15 meses con los cementerios municipales cerrados, ¿Por qué hoy lo hacen también con los cementerios particulares, ubicados a kilómetros de las zonas urbanas densamente pobladas?

No hay lógica que sustente la decisión.