Los actuales Estados no entienden que una de las principales responsabilidades de protección es la naturaleza y el medioambiente, porque, sus causas y consecuencias son nefastas, ejemplo de ello es lo sucedido en un tradicional barrio de la capital del Ecuador, como es el sector de La Gasca, que nos ha dejado impresionados por la magnitud de los hechos que nos dejan estupefactos, al tiempo de entender que estamos en manos de la Pachamama, sino la cuidamos, protegemos y conservamos.
El mes pasado el actual Gobierno dispuso el decreto No. 391, donde se estableció la declaración de “Reserva Marina Hermandad”, que protegerá a 60.000 Km2 del océano ecuatoriano, aquello, parece ser bueno, tanto para los seres vivos como para el medio ambiente; pero, como es de imaginarse, se hace con otras intenciones que repercuten a futuro en daños y catástrofes que no se pueden remediar, existiendo pérdidas humanas que son imposibles de remediar. Pero, la mayor parte del daño ecológico es producido por el capitalismo extractivista colonial y patriarcal, basado en el endeudamiento especulativo e ilegítimo, y en el creciente poder financiero sobre la vida de las personas y comunidades, repercutiendo en la Naturaleza. Producto de ello, es la creación de los bonos verdes y azules, que no son otra cosa que instrumentos de endeudamiento en beneficio de las empresas multinacionales. Permitir que ocupen áreas protegidas en las faldas del Pichincha, mediante permisos otorgados con la municipalidad, dan cuenta que quienes están al frente de delicados cargos públicos poco o nada les preocupa las consecuencias que ocasionan al no respetar los bosques y áreas verdes que son necesarios para el equilibrio ambiental producido por las sociedades inconscientes que crecen sin ningún orden ni respeto a la tierra y el territorio; y, como es de conocimiento los resultados saltan a la vista. ¡Debemos respetar la Madre Tierra!