Para entender la dinámica de la política en nuestro país debemos recurrir a la historia y así entender el “porqué” de las cosas.
Hace poco leí un libro llamado ‘Velasco, retrato de un monarca andino’, que viene a ser una recopilación de diferentes criterios sobre su figura, unos a favor y otros en contra, pero lo que sí me deja claro es que se trata del personaje político más importante del Ecuador en el siglo pasado, de una convicción aparentemente conservadora por su formación y sobre todo por su vinculación a círculos de intelectuales católicos de la época.
Todos coinciden en que el Velasquismo es difícil de entenderlo, al final de cuentas la sombra del populismo termina siendo su principal característica. Solo le bastaba un balcón y podía pasar horas en grandes elocuencias que convencían a todo un pueblo, los avatares políticos le llevaron al poder en cinco ocasiones, pero solo una de ellas terminó su mandato y en dos ocasiones se declaró dictador.
Es ahí cuando podemos entender la política actual, y es que históricamente hemos vivido con la sombra de los derrocamientos, dictaduras, elecciones fraudulentas, pactos legislativos bajo la mesa, pues ese fue el pan de cada día durante décadas, esa es nuestra herencia política, eso es lo que aprendimos.
De Velasco Ibarra existen temas a destacar como sus importantes obras en infraestructura durante sus intermitentes mandatos, sin embargo, Velasco consideraba al Ecuador un país agrícola por excelencia, por lo que de cierta manera hubo un atraso hacia la industrialización que tanto necesitaba y que recién a partir de los 70’s empezó a desarrollarse, hay algo muy valioso en Velasco y es su austeridad, no tenía idea de cuanto valía el dinero, un tipo honesto y correcto, nadie lo puede fustigar, pero eso sí, un personaje que bailó con la derecha y con la izquierda, hablar del Velasco puede resultar controversial, cada quien puede tener su criterio, pero no deja de ser un político importante de leer y comprender.