Castigo de los dioses

Iván Paredes

A lo largo de la historia de la humanidad han sucedido catástrofes, diluvios, plagas, epidemias, que han puesto al filo de la cornisa su existencia; tal vez, nunca podremos saber quién o quienes lo produjeron o, si fue producto del comportamiento, decisión y quehacer del individuo, pero lo que estamos seguros es que su imprudencia y falta de cuidado nos ha llevado a entender que es castigo superior del o de los hacedores de la creación.

Muchas son las creencias religiosas existentes, lo cual hay que respetar, y cada una de ellas trae consigo los correctivos de parte de su Ser superior. De una u otra manera, queda entendido que la humanidad no ha tenido el cuidado y la demostración de valía que debemos al existencialismo que, con el transcurrir de los tiempos el ego e individualismo ha ido calando en su comportamiento, al punto de creerse el mismo ser creador omnipotente que puede regir, adueñarse del espacio y la naturaleza, a quien, le ha pisoteado y maltrecho sin el menor pudor y consideración explotando y explotando sus entrañas de donde se ha servido de su esencia por satisfacer su egoísmo y ambición. Recordemos que en las culturas andinas está dicho que el mundo fue creado y vuelto a crear cuatro veces.

En la religión con más seguidores a nivel mundial está escrito que sus primeros habitantes fueron castigados por desobedecer y comer el fruto del árbol prohibido, tal fue su ira que exclamó: “maldita será la tierra por amor a ti; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás hierba del campo; en el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo serás tomado” (Gen. 3, 14-19). La Torre de Babel, caso Lot, caso de Prometeo (mitología griega), etc., son tantos los castigos de los Dioses en leyendas y mitos, que el ser humano ha demostrado su ceguera a sus mismas creencias, o la terquedad es superior al respeto y obediencia.