Burropié

CARLOS CONCHA JIJÓN
CARLOS CONCHA JIJÓN

El país tiene un títere, como aprendiz de político y mal actor, siendo además heredero del Mashi, para representar el autoritarismo, que se encuentra tapiñado en el sobaco del socialismo siglo XXI, corriente miserable que en su esencia es destructora de la democracia vigente a través de supuestas organizaciones políticas cuyas normativas irrespetan los derechos y libertades de la colectividad. Cuando buscan el poder aparentan ser demócratas, pero luego izan el estandarte de la demagogia y la mentira, con un agregado deleznable de conquista y sometimiento a la sociedad.

El Mashi o director de la orquesta sinfónica de la corrupción es el mentor del títere en la campaña a la presidencia y éste se esfuerza como títere y burropié.

El burropié hablo un tanto suelto de lengua al expresar, que cuando sea presidente devolverá el futuro al pueblo ecuatoriano, en cierto modo aceptando que fue el titiritero el que le robo el futuro al pueblo ecuatoriano, al dejar un país quebrado económicamente y de yapa endeudado hasta la coronilla.

El títere en su delirium tremens, por llegar a la presidencia, ofrece comprar el voto con el dinero de la reserva monetaria del Banco Central, sabiendo que ese dinero no le pertenece a ningún presidente ni gobierno alguno, por ser dinero de varias instituciones, de los depositantes en los bancos y otros.

Él sabe que cometerá un arbitrio e ilegalidad, que podría llevar al país a salir de la dolarización y dejarnos con un sucre de treinta mil por cada dólar y una ruma de billetes con poco poder adquisitivo. Él sabe también que pondría en peligro los compromisos económicos internacionales del país, agudizando la situación económica del pueblo ecuatoriano.

Creo que no quiso mencionar que su mentor actuando de maneras fraudulenta de un solo zarpazo dejó vacía las bóvedas del Banco Central e hizo desaparecer como el mejor mago, el dinero que nunca devolvió. El títere o burropié ha demostrado que no tiene la calidad de estadista para ser presidente y que su palabrería bastante barata con pobreza absoluta le quedo corta a la de Chimbolo Macoto que convencía con mayor inteligencia.

No creo que la palabrería insulsa, simplona, sin contenido pueda darle méritos a la robolución ciudadana, y el discurso trillado de inconsistencia que se perderá en el “espacio vacío absoluto”.

CARLOS CONCHA JIJÓN