Aquel 24 de Mayo de 1822

Iván Paredes

Transcurrían las nueve de la noche (21:00) del 23 de mayo de 1822, cuando se tomaría la decisión más difícil y determinante que cambiaría el rumbo de la América Hispana, “ascender el Volcán Pichincha” a 4600 msnm, la llovizna se había hecho presente, la noche sombría no permitía el acceso a claridad natural alguna, el frío era el compañero indeseable, pero tal decisión estaba dicha por el General Antonio José de Sucre, el destino y la historia, así lo dictaminaron.

El objetivo principal, ocupar la cumbre del majestuoso Pichincha antes que el enemigo, de lo contrario todo el esfuerzo sería en vano, pero la hidalga voluntad a pesar del cansancio de atravesar el fuerte territorio cotopaxense y redirigir a otro batallón por el Valle de los Chillos para alcanzar la retaguardia, hacía que aquella decisión se enmarque en los anales de la historia. Al mando de 3000 soldados, la mayor parte provenían de otros países como Argentina al frente el Oficial Félix Olazábal, españoles, peruanos enviados por San Martín, voluntarios británicos, venezolanos, por supuesto, colombianos, chilenos, y, hasta algunos irlandeses y franceses. La solidaridad y compañerismo, unidos en un solo puño. Apenas amaneció, aquel 24 de mayo de 1822, en las faldas del coloso Pichincha se enfrentaron las tropas de los patriotas con los realistas de Melchor Almerich, que estaba con alrededor de 1900 hombres.

Así se selló la Independencia de nuestra Patria, que dependió más de fuerzas externas y de la misma España, como el calvinismo masónico, a la cabeza el flamante Libertador Simón Bolívar. Nunca fuimos tan libres y diversos; pero ello ha quedado en la historia, porque nuestra identidad aún está en proceso de construcción e identificación, nos creemos diferentes a los nuestros, adoptamos falsas identidades belgas, alemanas, norteamericanas, se mantiene la picardía y la auto diferencia transparentada en la política. ¡Qué dirán nuestros próceres libertarios!