Apuesta al reencuentro

Positividad tóxica
Personaje lojano

Álvaro Peña Flores

La nefasta época correista ha llegado a su fin, gracias a Dios y a la sensatez de todos aquellos que han sido parte de hacer y vivir la democracia después de muchos años. Fueron gratificantes las palabras del presidente electo Guillermo Lasso invitando al encuentro de la unidad, la libertad y la esperanza en todos los ecuatorianos cansados del odio, la burla y la desfachatez de quienes se habían creído los redentores del país.

Ecuador le ha apostado al cambio, al reencuentro de lo que siempre hemos sido, un país de gente trabajadora, honesta, con ética y moral bien fundadas; al reencuentro del amor hacia el otro que piensa y vive diferente, que cree que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos. Le ha apostado al reencuentro de la institucionalidad del Estado tan venida a menos en estos últimos años con paupérrimas gestiones y líderes mediocres. Le ha apostado a la oxigenación de la burocracia tan arraigada en sus curules e impávida ante las necesidades urgentes de los ecuatorianos. Le ha apostado al reencuentro de la paz.

Si bien es cierto, el escenario no es el más optimo, la pobreza, el desempleo y la pandemia siguen iguales y peor, pero confiamos que, a más del liderazgo que profesa el virtual presidente, la capacidad, la experiencia y buena asesoría permitan que su trabajo esté enfocado en lo que ha prometido en sus ejes de trabajo: salud, empleo y reactivación económica.

Establecer puentes de conciliación y trabajo mancomunado con los diferentes actores y líderes políticos, también es vital, de tal forma que la gobernabilidad sea dable en todos los sectores. Confío al menos que, la Función Ejecutiva del Estado retome el anodino e insostenible liderazgo que vergonzosamente vimos y vivimos en el último periodo.

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