Apostar al altruismo

Verónica Narváez

De lunes a viernes es una lucha que mis hijos despierten en la mañana, pero claro los domingos eso no pasa, para colmo se despiertan con preguntas existenciales que como mamá debo responder apelando a la sabiduría escondida que debió llegar con el rol asumido de madre.

Mientras desayunábamos mi niño me pregunta: ¿mami, el futuro será igual? Y yo en mi cabeza recordé mi infancia, vinieron imágenes de ecuaciones cuánticas de un imaginario futuro con las proyecciones climáticas, los avances tecnológicos, las migraciones, que tendremos o tendrán y reflexiono que las grandes preguntas siempre existirán, los filósofos de la historia buscaban respuestas y los filósofos de ahora igual y hasta los niños ya se plantean grandes preguntas, el fin es comprender el mundo y aprender a vivir en él, pero el mundo es dinámico y las experiencias pasadas poco nos dicen de lo que puede suceder, más las proyecciones científicas son nuestra orientación.

Para mí el futuro se convierte en el ejercicio de la “adaptación” en todos los ámbitos, donde el desarrollo tecnológico cumplirá esos fines para el ser humano, dependerá mucho del nivel de conciencia de la humanidad en los próximos años, lo cual con mi visión optimista veo esperanza, un futuro diferente pero bueno.

Como dice Matthieu Ricard, escritor y monje budista, “los retos que aplican a una nación o persona está en pensar en 3 tiempos: corto, mediano y largo plazo, la comunidad se encarga de la cotidianidad, a mediano plazo los legisladores y a largo plazo los científicos”, el factor común puede ser el egoísmo o bondad, la intención de causa debe ser el “bienestar común”; Así, el altruismo representa la revolución del futuro, bienestar hasta espiritual para uno, bienestar para el mundo.

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