Adultos mayores en mingas

Verónica Narváez

Este viernes inició una gran jornada de reforestación en la parroquia Alluriquín, en el recinto Selva Alegre, donde hay un gran esfuerzo Interinstitucional y comunitario por intervenir como medida de mitigación adaptación ante las variaciones del clima y los factores de movimientos de masa que presenta la parroquia.

Alluriquín, es una parroquia de gente maravillosa, sus habitantes son muy trabajadores y fuertes, desde muy jóvenes parece que no les cuesta esfuerzo físico caminar kilómetros, cargar gran peso, ni les molesta el sol intenso, parece tal cual vitamina para sus cuerpos.
Y es esa capacidad física que tienen nuestros habitantes que admiro y quiero resaltar, especialmente de los adultos mayores, porque al igual que en otras mingas comunitarias la participación de las personas de tercera edad es intensa, son los primeros en llegar, son los últimos en irse, son silenciosos como si en el arte de la siembra se conectarán con la tierra y desconectaran de los demás, siembran con seriedad, como una tarea estricta a cumplir, sus manos son gruesas y fuertes y yo que me quejo desde ya de dolor de mis manos me siento terrible de mi debilidad.

Los miro con profunda inspiración como lo que son, seres que dejan un legado de su vida, ellos estoy segura, dedicaron su vida al campo, así como hoy siembran seguramente también talaron por tantas razones que quizás hoy son su reflexión.

Decía en una entrevista Mario Luis Kreutzberger (Don Francisco), que no hay nada peor que la jubilación, las personas de tercera edad son llenas de vivencia, sabiduría y fortaleza deberían ser parte de todos los grandes y pequeños procesos sociales, de planificación, procesos comunitarios, espacios donde compartan sus vivencias y sean valoradas en la historia.

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