¿ A quién le creo ?

Ángel P. Chaves

Cuando faltan pocos días para la segunda vuelta electoral, es penoso que debamos consignar nuestro voto por uno de ellos por obligación, (porque el voto nulo o blanco resulta imperdonable); de ahí que simplemente he decidido hacerlo en función de aquel que merezca credibilidad.

Por una parte, se ofrece entregar mil dólares a un millón de familias, lo cual más allá de ser inmoral pues significa comprar los votos, no está claro de donde saldrán los recursos para ello; se insiste en construir una refinería en un  lugar en el que se desperdiciaron más de mil doscientos millones de dólares sin ningún beneficio; se dice que se mantendrá la dolarización, pero al mismo tiempo se ofrece pagar deudas a los gobiernos seccionales con medios electrónicos, cuya emisión descontrolada será el fin del sistema dolarizado; se dice que nunca fue servidor público de un gobierno, pero se descubre que éste le compró la renuncia; en fin, resulta tedioso tratar de encontrar alguna credibilidad en el candidato de marras.

De otra parte, tenemos un candidato con un discurso repetitivo, con al sonsonete de los emprendedores; que está lejos de entender el problema de miles de personas que por la pandemia lo perdieron todo, pero que son víctimas del acoso diario de su acreedores, sin que haya logrado articular la creación de un fondo de desahogo que permita la restructuración de las pequeñas deudas que agobian a los emprendedores de antes, que se quedaron sin nada porque no pueden vender nada y tuvieron que pagar el costo de la desvinculación de sus trabajadores, que solamente piden un período de gracia para volver a comenzar, y se limita a ofrecer una vez más, sacrificar al Banco de Fomento con la condonación de las deudas más pequeñitas. En todo caso, pese a sus limitaciones, resulta más creíble.