Zapatitos rojos

Matías Dávila

Por: Matías Dávila

En Alemania, decía un analista internacional, los cancilleres entran usualmente con muy poca popularidad; se la van haciendo en el transcurso de su gestión. Eso pasó recientemente, por ejemplo, con Angela Merkel. Pero, ¿qué pasa en Ecuador?

La política, que en sí es un desbarajuste, es el perfecto culto al ego. Aquí funciona justamente al revés. Rodrigo Borja, en su libro ‘Sociedad, Cultura y Derecho’ dice que el complejo de inferioridad encuentra en el poder su compensación. ¡Punto para Borja!

Se combate abiertamente al caudillismo, pero cínicamente se lo promueve. Ahí está el caso de Guillermo Lasso, quien participó en tres elecciones presidenciales. ¿No había otro? ¿El partido es solo él? ¿El banquero cree ser una especie de “Neo” en esta Matrix ‘de a perro’?

En la auditoría, que hizo la Contraloría, del Plan Nacional de Desarrollo 2017 – 2021 se encontró que Moreno solo cumplió con el 42% de lo prometido en campaña. ¿Y qué va a pasar después? ¡Nada! ¡Ya se fue! Por ello admiro y respeto profundamente (sarcasmo) a quienes defienden este desvencijado statu quo. Lo hacen, evidentemente, porque están sacando algún partido. Hay una máxima oportuna para este momento: “Si quieres vivir del conflicto tienes que perpetuarlo”. ¡Y de eso se trata! De seguir con la payasada en el Gobierno y en los medios, armar el ‘chow’ e inventarse conflictos que ellos mismos solucionan, para justificar su ausencia en las problemáticas que nos aquejan en el día a día.

¿Cuántos se habrán comprado los zapatitos rojos cuando el señor banquero prometió girar la Virgen del Panecillo hacia el sur? ¿Cuántos al escuchar que iba a vender el avión presidencial para construir el hospital en Pedernales? ¿Cuántos se los habrán comprado cuando prometió que los ciudadanos íbamos a caminar seguros por las calles sin el miedo a la delincuencia? Guillermo, no mientas otra vez: no rima pero es cierto. ¡Vamos por esa revocatoria!