¿Y cómo anda el vecindario?

Ugo Stornaiolo

América Latina no sale del asombro. Los remezones políticos son cosa cotidiana desde hace algunas décadas. Cambian los países y los escenarios, pero la inestabilidad sigue siendo una marca de fábrica en esta parte del mundo. Los recientes sucesos de Perú, Argentina y Brasil llaman la atención de los analistas.

El presidente de Perú, Pedro Castillo (en el cargo apenas poco más de un año) terminó detenido, acusado de rebelión por su fallido intento de disolver el Congreso de Perú y decretar un Gobierno de excepción, calificado por el legislativo y las fuerzas armadas como golpe de Estado, por lo que se aplicó la sucesión presidencial, a favor de la vicepresidenta (la primera en la historia) y ministra de asuntos sociales, Dina Boluarte, quien en su primer mensaje a la nación apostó por un gobierno de unidad, luego del autogolpe de Castillo.

Lo de Castillo parece extraído del viejo libreto de los caudillos latinoamericanos. El ecuatoriano Velasco Ibarra, en dos de sus cinco mandatos, optó por asumir poderes extraordinarios, y luego de ser destituido en 1969, exclamó “me precipité sobre las bayonetas”. Algo así le pasó a Castillo, que no calculó las consecuencias de su acción, tras su pugna con el congreso que inició apenas comenzó su mandato y con tres intentos previos de destitución.

Su gobierno era insostenible, como lo fueron los de sus antecesores Kuczynski y Viscarra. El denominador común: la corrupción, que le costó la caída a los exmandatarios Toledo y Humala y la vida a Alan García (se suicidó antes de entregarse a la justicia). Castillo guardará prisión con otro notorio expresidente, Alberto Fujimori, quien probablemente muera en cautiverio.

En Argentina, la expresidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández fue sentenciada a 6 años de cárcel por corrupción y prohibida de participación política en el futuro. Ella dice ser víctima de las “mafias judiciales” y del lawfare. Como si no hubiera hecho nada, igual que sus compinches del socialismo del siglo XXI, Correa y Glas.

En Brasil a Lula se le complica el inicio de su mandato, por denuncias de fraude en la segunda vuelta de las presidenciales y protestas que no paran desde octubre, tras conocerse el triunfo del exgobernante y expresidiario, que no pagó culpas ni cumplió sentencias, por maniobras judiciales, lo que también intentarán Fernández y Correa en sus países. Un vecindario lleno de problemas: Petro comenzó mal en Colombia, Boric va de tumbo en tumbo en Chile y qué decir de Maduro en Venezuela. Por entregar el poder a aventureros…