Wellington Toapanta
La inevitable sentencia condenatoria a Carlos Pólit Faggioni en Estados Unidos es letal para los constructores de narrativas de “persecución política” por la justicia ordinaria; las evidencias develan sus tramas organizadas y disfrutadas entre 2007 y 2017.
El ineludible dictamen contra el descrito “contralor de lujo” por el ahora también prófugo expresidente Rafael Correa, se suma a la sentencia de 6 años de cárcel y $ 40,4 millones de multa, dictada en 2018 en Ecuador, ratificada en el 2020, de la que está prófugo, por recibir millonarios sobornos de la escandalosa constructora Odebrecht, a la que permitió continuar operando con turbios contratos.
Los procesos muestran al irónicamente elegido con puntaje perfecto, 100/100, como sujeto que burló, sistemáticamente, el precepto constitucional de controlar “la utilización de los recursos estatales, y la consecución de los objetivos de las instituciones del Estado y de las personas jurídicas de derecho privado que dispongan de recursos públicos”.
No se dude que esta nueva sentencia condenatoria resume al menos 7 años de minuciosas indagaciones que contradicen a su defensa que, sin escrúpulo, le endosa ser “hombre bueno”, característica que probablemente le llevó a esfumar, entre otras, glosas a Odebrecht por la defectuosa construcción de la hidroeléctrica San Francisco que envolvió en crisis diplomática a Ecuador y Brasil, supuestamente remediada por el entonces presidente venezolano Hugo Chávez, pero realmente hecha con sobornos.
Lo de Pólit es un fuerte mensaje para sobornadores, sobornables, vacunadores: destruye familias, las envuelve para siempre, disuade a los tramadores del socialismo del siglo XXI y otros, lavadores de fechorías a través de terceros aquí y en el exterior.
El caso seguido en Estados Unidos muestra que los delitos pueden ser procesados y castigados con legislación antidelincuencial, con administradores profesionales de justicia, en lo que es deficitario el país. Lo del excontralor no terminará con su sentencia, su hijo también será procesado y ¿otros involucrados? Es poderoso el mensaje al Ecuador: le urge establecer una justicia profesional, ética, transparente, para reconstruir el Estado de Derecho, mejor con nueva Constitución.