Volver

Esta semana empieza un nuevo año escolar en el régimen Sierra-Amazonía. Aún la lucha y prevención contra el virus son acciones cotidianas que debemos tomar en cuenta y evaluar constantemente para que nuestras hijas e hijos vuelvan paulatinamente a la escuela y colegios.

Durante un año nos sentimos como los Croods, aquella familia de cavernícolas que no salían de su cueva por temor a lo que había afuera. Así mismo, nos hemos convertido, sin quererlo, en seres huraños, desconfiados de los demás, pero también con anhelos de volver a ver a amigos y compañeros.

Volver a las aulas es temerario, pero necesario. Las instituciones deben y tienen la obligación de cumplir con protocolos de bioseguridad y en las casas estamos comprometidos a dar el acompañamiento necesario para mantener distanciado al virus.

Ahora es cuando más se deben extender acciones comunes entre escuela y familia, sin dejar de tener la empatía ni la solidaridad precisas para darnos soportes y acompañamiento, pues la comunidad educativa también genera lazos de afecto que en edades de formación son necesarios para el futuro desempeño social.

Volver a las escuelas se convierte en una aventura y la virtualidad debe ser un complemento fundamental en los métodos híbridos de aprendizaje, pero debemos ya dejar de ser tan remotos para ser más localizados y promover prácticas de colaboración lúdica para que el aprendizaje en conjunto se refuerce con los libros y los entornos digitales.

Volver a ver a los amigos y amigas también será un reto, pues no se podrá compartir la colación; los juegos serán más de estar acompañados que de tocarse, y todo con mascarilla, que ya es parte tan básica de la indumentaria como los zapatos.

Necesitamos educarnos en la solidaridad, para eso debemos volver a las aulas.

Necesitamos educarnos en la tolerancia, para eso regresamos a las escuelas y colegios, donde las burbujas sociales deben romperse y solo la burbuja sanitaria debe existir.