Víctimas invisibles

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Carlos Freile

Hace aproximadamente ocho años en Nigeria 276 colegialas católicas fueron raptadas por el grupo terrorista islámico Boko Haram; en estos momentos 98 de ellas todavía no han sido devueltas a sus familias. En los últimos dos años han sido secuestrados 780 menores de edad, la mayoría mujeres; no han regresado 60. Varias de las chicas rescatadas han regresado con hijos tiernos o embarazadas de padres desconocidos. Son chicas africanas de familias pobres cuya situación no interesa a los grandes medios de comunicación ni a los influyentes líderes de todo pelaje. El año pasado fueron asesinadas unas 5.000 personas en África por el mero hecho de ser católicas; la reacción mundial ha sido nula.

Cuando murió, como consecuencia del maltrato policial, George Floyd, se levantó en el mundo entero una ola imparable de protestas y de solidaridad porque era afro. Ahora la situación es diferente: en primer lugar no se conoce esa dolorosa realidad que sucede no solo en Nigeria sino en varios países africanos, en segundo, no hay muestras de solidaridad de esos bulliciosos movimientos por la igualdad tan activos en otras circunstancias. El observador de a pie se pregunta: ¿dónde están las activistas por los derechos de las mujeres, por ejemplo? Pero también se pregunta: ¿por qué este silencio, esta indiferencia?

En el mundo existen víctimas de primera clase y de segunda. En el fondo pareciera que cuando se protesta contra ciertos abusos no se lo hace en realidad en favor de la víctima, sino de los intereses y proyectos de quienes llevan la batuta en los reclamos.

No estamos hablando de matanzas o de raptos de hace quinientos años, sino de hoy. Los culpables tienen apoyo logístico de varios poderes no solo africanos; de paso, se apoderan de los recursos naturales, destruyen iglesias, escuelas, hospitales. Y las sociedades occidentales, tan amantes de la justicia, de la igualdad, de los derechos humanos, brillan por su ausencia. Esas chicas raptadas viven su martirio en silencio; esas personas asesinadas no constan en las estadísticas de los horrores actuales. ¿Por qué será?