No puede existir un proyecto político y, mucho menos uno de transformación, que no tenga sólidos fundamentos morales. Simón Bolívar explicitó su visión de una nueva América construida sobre la base de un Poder Moral, (1819) encaminado a promover la virtud como fundamentos de la conciencia libertaria de los pueblos. Propuso también la creación de una Cámara de censores (1826), con “…poderes amplios y extraordinarios” para ser fiscales de la gestión del gobierno en función de proteger la moral, las ciencias, las artes, la instrucción y la imprenta. Creía que “Sólo la democracia es susceptible de una absoluta libertad”. Advertía contra la perpetuación de una persona en el poder, porque “el pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía”. Del mismo modo, la Revolución liberal liderada por Alfaro proclamó la virtud y se sostuvo en el pensamiento ético de los magistrales textos de Montalvo.
La propuesta revolucionaria de las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, denostó esos principios calificándolos de “moral burguesa” y, sin una propuesta alternativa, horrorizaron a la sociedad con actos perversos como el asesinato y posterior decapitación del cadáver del empresario Briz Sánchez, o el homicidio a mansalva de policías heridos que se atendían en una casa de salud. A esos actos calificaban como ‘justicia popular’, mientras que al robo a entidades financieras o a personas secuestradas, consideraban ‘recuperación’.
Lo mismo sucedió con los ‘revolucionarios’ que, sin el menor decoro, se proclamaron bolivarianos y alfaristas, descalificaron a la que adjetivaban como “democracia burguesa” y, una vez llegados al poder, al mejor estilo de Adolfo Hitler, comenzaron a implantar un sistema totalitario de corte caudillista, que les aseguró el cometimiento impune de toda clase de tropelías y la reelección indefinida, mediante elecciones fraudulentas que son otra forma abominable de corrupción.
El día domingo, el pueblo ecuatoriano acudirá a las urnas, en el contexto de una aguda crisis ocasionada por las malas administraciones del Estado y agravada por el ataque inclemente de la Covid-19. Ojalá haga presencia masiva en las urnas para votar por un mejor Ecuador, recordando la admonición de Bolívar que afirmaba que “… son los pueblos más bien que los gobiernos, los que arrastran tras sí la tiranía”.